Este artículo que voy a escribir, lo hago desde la más absoluta sinceridad basándome en hechos que pueden ser contrastados, y con el único fin de recapitular el camino que nos ha traído hasta aquí.
Lo que ha pasado con la pandemia ha sido muy duro, hemos perdido personas queridas, nos han llevado al límite de nuestras capacidades mentales, y un sinfín más de padecimientos infernales para muchos. Pero yo pretendo aquí cerrar el tema y pasar página momentáneamente para plantearos lo que quiero transmitir.
Tengo que remontarme al año 2011 para explicar un poco la deriva en la que nos hemos movido hasta el día de hoy. Y siento poner principalmente ejemplos de mi país, pero creo que son ejemplos universales a lo que ha ido sucediento a lo largo del mundo.
En aquellos años, las personas comenzamos a despertar debido a cómo se habían hecho las cosas por parte del Sistema de forma generalizada, para paliar la crisis económica mundial.
El dinero que se dio a mi país en forma de ayudas externas para rescatarnos de la crisis, se estima en unos 46 millones de euros. Pues bien, todo este dinero se le dio a la banca en lugar de incentivar la generación de empleo, a la misma banca implicada en casos de corrupción que podéis investigar.
Las personas que somos de raíz anti-capitalista nos sorprendimos del descaro, aún así no nos extrañó lo más mínimo, la banca manda en aboslutamente todas las instituciones, pues los propios partidos políticos les deben millones en préstamos. Pero también otro tipo de personas con otras ideas más conservadoras se decepcionó con esa dosis trágica de realidad. Las personas dentro del capitalismo, no somos lo que más importa ni mucho menos, somos números y trabajadores, punto.
Había una tasa de paro elevadísima, la gente de clase media prácticamente había desaparecido. En resumen, las personas de mi país y el mundo entero pasaban verdadera hambre y sufrian unas condiciones de vida totalmente precarias.
A todo esto hay que sumarle los casos de corrupción política que asolaban y siguen asolando mi país. Absolutamente todos los partidos de aquél entonces están implicados e tramas mafiosas de corrupción, podéis investigar si os interesa.
De toda esta situación, en todo el mundo, se generó un descontento generalizado, y una especie de ansias de venganza revolucionaria contra este sistema criminal. No podía ser normal en la cabeza de la gente, que el 99% estuviésemos viéndonos tan mal por culpa de esta crisis, y un 1% se estaba haciendo más rico que nunca.
Este 1%, aprovechando trampas financieras e inversiones dañinas contra países y la clase obrera, se posicionó mucho más fuerte que nunca.
Comenzaron a surgir movilizaciones en muchos frentes distintos de personas que estaban completamente hartas y desesperadas. Todo ello desembocó en el 15-M y en otros movimientos similares en todo el mundo.
Este movimiento desafío al sistema democrático español y fue un efecto dominó en muchísimos países de todo el mundo. Por ejemplo en EEUU surgió también el movimiento Occupy Wall Street, con ideas muy similares al 15-M y gran apoyo de las masas.
Paralelamente a estos movimientos, el colectivo Anonymous luchaba de forma virtual contra las grandes corporaciones que atentaban contra la libertad y censuraban al pueblo. Teníamos una lucha a dos frentes, en las calles con movilizaciones masivas que pretendían no tener fin hasta que los gobiernos diesen soluciones y cambiasen su manera de actuar, y el frente virtual capaz de destapar los más oscuros secretos y corrupciones a nivel Estatal y corporativo, para publicarlo con ayuda de Wikileaks, con el fin de exponer la verdad al mundo, cosa que no hacía la prensa y los medios convencionales que estaban al servicio de esos mismos gobiernos y empresas.
Analizando esta situación, habiéndo pasado ya unos cuantos años, parecía como si por una vez, fuese la gente corriente la que se encaminaba a tomar las riendas de una futura revolución global.
La respuesta del sistema fue voraz y despiadada. Comenzaron a ver la luz las leyes más represivas que la democracia ha conocido. En España entra en vigor la Ley Mordaza, cuya aplicación daría fin a las protestas que se venían sucediendo imponiendo multas desorbitadas a cualquiera que osase desafiarla.
Comienza la aplicación de «leyes antiterrorista» a personas que cuentan chistes de humor negro en Twitter, a raperos y resto de artistas que se atreviesen a criticar al poder establecido como la monarquía, y una larga lista de acciones cuyo fin era dejar un mensaje claro «al sistema no se le combate, se le presta absoluta sumisión. Y sino, te destrozaremos la vida».
Los hacktivistas de la época como Jeremy Hammond, Barret Brown, Julian Assange, son apresados y puestos entre rejas durante condenas nunca antes vistas, debido simplemente a revelar las corrupciones de gobiernos y empresas, por tratar de arrojar luz a este mundo completamente asolado por las sombras del terrorismo de Estado.
Años más tarde, Edward Snowden saca a la luz toda la trama de espionaje masivo con fines penales y represivos a toda la población por parte de los servicios de inteligencia, que en teoría están ahí para proteger al pueblo. Internet se convierte en una caza de brujas contra cualquier comportamiento que no vaya en la dirección que el sistema quiere. La Inquisición tiene una nueva forma, una dictadura digital mundial llevada a cabo con ayuda de empresas como Facebook, que facilita cualquier información privada de sus usuarios a los servicios policiales y de inteligencia.
Todas estás acciones y políticas, con el fin de traernos hasta donde estamos ahora, un mundo distópico donde alzar la voz clamando justicia, se convierte en un acto criminal o terrorista que te condenará el resto de tu vida.
Por todos estos hechos, es más importante que nunca resistir esta tendencia global a la sumisión y obediencia, creando cualquier instrumento que combata este camino marcado por las élites. Que la lucha de los que han caído sirva para motivar la lucha de los que seguimos en pie. Victoria o muerte.